lunes, 8 de marzo de 2010

Idecoop pone en circulación un libro sobre cooperativismo

La obra es una recopilación de un conjunto de informaciones extraídas de escritos nacionales y extranjeros.

SANTO DOMINGO, 4 DE FEBRERO 2010. El Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP); puso en circulación un libro titulado Ël ABC del Liderazgo de una Empresa Cooperativa¨, de la autoría del licenciado Benardino Ortiz, el cual enfoca aspectos fundamentales que los socios deberán conocer, asimilar, divulgar y transferir a los futuros dirigentes cooperativistas.


El ACB de una Empresa Cooperativa, es una obra que consta de 182 páginas, distribuidas en 15 artículos, los cuales procuran dotar a los cooperativistas de los conocimientos necesarios para la capacitación y operación de una empresa sobre ese particular.

En el evento que se llevo a cabo en salón principal del IDECOOP, Profesor Juan Bosch, el licenciado Pedro Corporán Cabrera quien estuvo acompañado por funcionarios de la entidad estatal y lideres cooperativistas, resaltó las virtudes del autor, ya que corresponde el merito a Bernardino Ortiz Vargas de ser uno de los pioneros del proceso de formación de profesionales cooperativistas, a nivel universitario.

Las motivaciones que condujo al autor escribir un manual sobre sus experiencias de más de 50 años en área cooperativa, fue el interés externado por las autoridades del IDECOOP de brindar a los cooperativistas un material educativo que pueda ser utilizado por los órganos de dirección, administración y control del sector, en el ámbito nacional.

La obra es una recopilación de un conjunto de informaciones extraídas de escritos nacionales y extranjeros, donde su autor narra las motivaciones que lo condujeron a escribir una obra útil, práctica, didáctica, que conduzca a los interesados en conocer el manejo del cooperativismo y enfocar su actitud o deseo de serlo.

El ABC del Liderazgo de una Empresa Cooperativa, es un ejercicio pedagógico y didáctico que recoge los elementos esenciales de una cooperativa, que su liderazgo debe ejercer, a los fines de que el sector pueda cumplir una función social con efectividad.

En su primer capítulo la obra de la autoría del estudioso en materia cooperativa, Benardino Ortiz Vargas resalta la naturaleza de las asociaciones, en la cual su autor destaca la asociación de personas y empresa.

La misión enfoca temas, tales como: La Naturaleza de las Cooperativas. Normas, Filosofía y Valores Éticos y Morales de las Cooperativas, Estructura Básica de Poder en las Cooperativas, El Consejo de Administración, el Comité de Crédito, El Consejo de Vigilancia.

Así como también, Comisión de Educación. Los Recursos Humanos de las Cooperativas, El Manejo de Conflictos en las Cooperativas, Ética y la Moral en el Manejo de la Empresa Cooperativa, El Rol del Estado en el Proceso de Desarrollo Social, Económico y Cultural de las Cooperativas.

Además se definen los aspectos doctrinarios que los dirigentes cooperativistas deben asumir, Solidaridad y Humanismo en las Cooperativas, las Cooperativas, la Tecnología y el Futuro, como el Perfil del Buen Dirigente Cooperativista.





Fuente: Por Servicios de Noticias DiarioDigitalRD.com

jueves, 4 de marzo de 2010

La sociedad se colapsa porque hemos olvidado cómo jugar

Tendencias 21

Los humanos de las sociedades cazadoras y recolectoras desarrollaron el juego para propiciar las sociedades cooperativas, señala un psicólogo norteamericano. Este hecho tendría consecuencias para nuestra sociedad actual, en la que los niños pasan su tiempo de ocio viendo la televisión, jugando a los videojuegos o en actividades extraescolares. Los niños necesitan volver al juego libre, auto-organizado, no competitivo y sin supervisión adulta para que puedan convertirse en adultos con capacidad de empatizar y de colaborar, advierte el investigador. El fruto del abandono del juego se ve en las acciones egoístas que han llevado a un colapso económico, afirma, que son síntoma de una sociedad que ha olvidado cómo jugar y aprender a ponerse en el lugar de los otros. Por Yaiza Martínez.

Una nueva teoría sobre adaptaciones tempranas de los humanos sugiere que nuestros ancestros desarrollaron la capacidad de jugar para propiciar el desarrollo de una forma de vida muy cooperativa.

Según un psicólogo del Boston College de Estados Unidos, llamado Peter Gray, el uso del juego en los humanos antiguos habría ayudado a vencer las tendencias de agresión y de dominio que habrían hecho imposible una sociedad cooperadora. El juego se ha mantenido en nuestra especie como herramienta de cohesión social desde entonces hasta la actualidad… o casi.

Gray explica en un comunicado emitido por el Boston College que “el juego y el humor no son sólo formas de divertirnos sino que sirven para promover las actitudes igualitarias, intensificar la coparticipación, y en su momento ayudaron a los humanos cazadores-recolectores a conseguir la paz social de la que dependían para sobrevivir”. 

El juego ideal

En un artículo aparecido en la revista especializada American Journal of Play, Gray señala que los humanos de aquella época utilizaban el humor, de manera deliberada, para mantener la igualdad y evitar los altercados. Incluso sus leyes y rituales tenían cualidades similares a las del juego.

En la actualidad, sin embargo, las actividades lúdicas que permiten contrarrestar la avaricia o la arrogancia, y que promueven la empatía se han perdido en gran medida. Según Gray, no sería exagerado “sugerir que las acciones egoístas que han propiciado el colapso económico reciente son, en parte, síntomas de una sociedad que ha olvidado cómo jugar”.

El interés por el juego cada vez es mayor entre psicólogos, educadores y el público general porque “la gente está empezando a darse cuenta de que hemos ido muy lejos en la dirección de enseñar a los niños únicamente a competir”, afirmó el psicólogo.

Y continuó: “hemos privado a los niños de las formas normales, no-competitivas, del juego social, que tan esencial resulta para el desarrollo del sentido de igualdad, de conexión y de empatía”.
 

Juego libre

Gray afirma que el tipo de “juego” que en su momento ayudó a desarrollar estas cualidades a los niños de nuestros ancestros sería aquél que es libremente escogido, que mezcla edades, que no está organizado por los adultos y que no es competitivo. Este “juego libre” es muy diferente a los entretenimientos actuales de los niños: videojuegos, ver la televisión o actividades extraescolares y deportes.

Por otro lado, la presencia habitual de adultos supervisores y observadores en los juegos infantiles hace que los niños se pongan en una disposición competitiva. De esta forma se pierden las ventajas que otorgan los juegos auto-organizados: con ellos los niños aprenden a llevarse bien con personas diversas, a comprometerse y a anticipar y conocer las necesidades de los demás (para que otros quieran seguir jugando contigo, por ejemplo, debes ser capas de ver el mundo desde su óptica).

“Los niños y los adolescentes de las culturas cazadoras-recolectoras jugaban “juegos libres” constantemente, convirtiéndose así en adultos extraordinariamente cooperativos e igualitarios”, señala Gray.

Por tanto el juego termina siendo un componente fundamental de la naturaleza humana en la edad adulta, al haber permitido que los alumnos se desarrollaran como seres intensamente sociales y colaboradores.

El juego a todos los niveles

En el transcurso de la investigación de Gray, se hizo cada vez más evidente que el juego y el humor se hallaban en el núcleo de las estructuras sociales de los cazadores-recolectores adultos.

Éstos usaban el humor, deliberadamente, para mantener las igualdades y evitar los conflictos, y sus modos de compartir presentaban cualidades similares a las de los juegos.

Sus creencias religiosas y sus ceremonias también eran festivas y estaban basadas en suposiciones acerca de sus propias deidades de igualdad, humor y voluntades antojadizas.

Asimismo, en las sociedades cazadoras-recolectoras, también se mantenían actitudes “juguetonas” en la caza, durante la recolección y durante otras actividades de subsistencia, en parte para permitir que cada persona eligiese cuándo, cómo y cuanto se ocuparía en dichas actividades.

Es decir, que el juego no sólo ayudaba a comprometerse en actividades comunes sino también a mantener en cierta medida la autonomía individual.

Según Kirk M. Endicott, un antropólogo experto en estas sociedades del Dartmouth College de Estados Unidos, “la perspectiva de Gray ayudaría a comprender porqué algunas sociedades pueden mantenerse en armonía y ser cooperativas, aunque al mismo tiempo fomenten la autonomía de los individuos”.
(Tendencias21)